La Martinica, septiembre de 1752

​​​ Desde que partimos del puerto de Cartagena el día 23 de julio rumbo a tierras americanas, arribamos finalmente en la isla de Martinica el día 2 de septiembre. Esta se presentaba con un paisaje montañoso, extremadamente verde con abundante vegetación. Los ciudadanos eran en su mayoría protestantes, aunque sobre todo tuve contacto con las personas católicas. La mayoría de estos últimos eran de raza negra, los cuáles mostraban su devoción a la hora de rezar, mientras que, por otro lado, ellos mismos me confesaban que no eran herejes, sino católicos, apostólicos y romanos.

Lionel Andrés