Hoy, 36 dÃas después de abandonar Santa MarÃa, hemos desembarcado en Tierra Firme. Hace un intenso calor de verano tan húmedo que se deja sentir en la piel. Bartolomé y yo estamos perplejos por la riqueza natural a nuestro alrededor. Los sonidos de las guacharacas y los colibrÃs nos dan la bienvenida y nos invitan a adentrarnos en la espesura del paisaje cubierto por diferentes mutisias, asà llamadas por José Celestino en Nueva Granada. Este paraÃso de altos acantilados y playas cristalinas te hace olvidar otras tierras conocidas. Estoy ansiosa por comenzar el trabajo. Mi mano nerviosa busca el pincel.
Rosario Valverde Quiroga