Me he dispuesto un dÃa más a llevar a cabo mi misión en estas tierras lejanas a mi querida Valencia, aún asà me siento honrado de estar sirviendo a Dios y a mi majestad. Como todos los dÃas, he realizado mis oraciones al alba antes de desarrollar mis labores espirituales con estas pobres gentes. Hoy hacÃa un dÃa espléndido, siento el olor del mar. Estas tierras están llenas de frutos, plantas y árboles fértiles que jamás habÃa visto. Los dÃas cada vez se me hacen más largos y me encuentro más cansado. ¡Ay Dios mÃo!, menos mal que siempre me acompañas.
Juan Bartolomé