Ibitimini, agosto de 1785
- repensarmargenes
- 5 abr 2023
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Oída la misa nos dispusimos a marchar y proseguir así nuestro viaje, pocas horas después continuando el camino tomado tras la demarcación del cerro Ybitiminí nos topamos con el gran arroyo de Yacan-guazú, enormemente poblado de árboles en sus orillas, y que nos habían dicho que tenía su nacimiento al este de Paraguary, y más ríos que son de mi desconocimiento. Poco después atravesamos dos arroyuelos e iniciamos subida a la cordillera por una de sus más ásperas y dificultosas caras. Con grandes fatigas pasamos por varios pantanos y por estrechas rutas de difícil paso, los caballos además se dispersaban a uno y otro lado por lo pedregoso del camino, siendo realmente complicado reorganizar la marcha de tanta bestia.
Pedro Txasco

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