Gobernación de Tucumán, veinticuatro de junio de 1695

Enormemente agradecido por haber podido ser testigo de los dilatados y grandiosos campos repletos de cultivos de maíz, cebada y viñas algodonales, que cubren las fértiles tierras de la gobernación de Tucumán. Las orillas del río que los indios tonocotes y lules que habitan esta zona llaman El Salado, ubicado en la ciudad de Nuestra Señora de Talavera, están pobladas por maravillosos cedros y nogales. La luz del alba que ilumina el valle de Calchaquíes en San Miguel de Tucumán, me recuerda a los amaneceres de mi querida Castilla.

David de Abitar